La diferencia entre un manager mediocre y uno excelente (explicada con la física)

¿Cuál es la diferencia entre un manager mediocre y uno excelente?

Hace un tiempo habría respondido con un clásico: la inteligencia emocional, la capacidad de escucha, la habilidad de hacer crecer y motivar al equipo hacia los objetivos comunes.

Todas cualidades importantes, por supuesto.

Pero en estos años, trabajando con muchos profesionales entre Europa y Américas, entendí que hay una menos citada, pero decisiva:

la velocidad.

No me refiero a la velocidad de tachar más tareas posibles ni a la capacidad de alcanzar resultados rápidamente.

Me refiero a la velocidad con la que vuelves a tu baseline después de que algo te haya hecho tambalear.

Es la rapidez para recuperar lucidez cuando tu jefe ignora tus esfuerzos, un colaborador te descarga un problema pesado o un colega suelta un comentario fuera de lugar.

Todos la conocen como resiliencia.

Como ingeniera (que por deformación tiende a medirlo todo 😅), prefiero traducirla con una magnitud de la física: la velocidad. De hecho, a diferencia del concepto abstracto de resiliencia, la velocidad se puede observar, entrenar y mejorar.

Es en esta rapidez de respuesta donde se ve la diferencia entre un manager mediocre y uno excelente:

  • Manager mediocre 👉🏻 reacciona por instinto y empeora las cosas. Rumía durante horas, pierde lucidez y termina tomando decisiones subóptimas. A menudo pierde tiempo quejándose con el equipo o con los colegas, resquebrajando relaciones y debilitando su liderazgo.

  • Manager excelente 👉🏻 actúa de manera consciente y vuelve enseguida a su centro. Recupera autoridad, retoma claridad en la toma de decisiones sin pérdidas de tiempo inútiles. Gana ventaja competitiva sobre quien se queda atrapado en la rumiación, las quejas y los chismes.

Has notado la velocidad con la que vuelves a tu baseline en los momentos difíciles?

La próxima vez que algo te desestabilice, detente y observa. Anota cuánto tiempo necesitas para recuperar lucidez: ahí es donde se mide tu velocidad. Verás que, con la práctica, regresarás cada vez más rápido a tu centro.

Es imposible anular las emociones negativas y permanecer zen frente a un problema, pero sí puedes controlar y medir qué tan rápido vuelves a tu baseline.

Hasta la próxima,
Silvia

Avanti
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