Sobrecarga de trabajo: por qué siempre vuelve, incluso cuando intentas gestionarla mejor

Ya son seis meses que acompaño a los 86 profesionales del Mastermind de Efficacemente.

Y cada semana, en nuestras sesiones de group coaching, sucede algo que ya reconozco al instante.

Cuando alguien dice:

“Estoy hasta el cuello, no doy más”,

detrás de esas palabras casi siempre se esconde el mismo patrón:
un esquema sutil, pero poderoso. Y mucho más común de lo que parece.

Las acciones que se comprometen a hacer son todo un clásico en la gestión de la carga de trabajo:

  • aclarar prioridades,

  • delegar más,

  • aprender a decir que no,

  • proteger el tiempo para lo que realmente importa.

Tienen buena voluntad y herramientas válidas.

Y los dejo hacer, porque al principio es útil pasar a la acción y probar las técnicas de productividad en el terreno.

Pero luego llega siempre ese momento, tan puntual como un reloj, en el que la carga vuelve.

A veces, incluso más fuerte.

Como si el exceso de trabajo fuera un elástico: se afloja un poco… y luego se tensa otra vez.

Getty Images/Peter Stark

Y al final, los vuelvo a encontrar con la agenda llena y la mente aún más saturada.

Es ahí cuando abro otra puerta: no están trabajando solo en el outer game (las acciones), sino que aún no han tocado el inner game (su mentalidad).

Te explico mejor:

El outer game es lo que haces: tus hábitos, tus acciones, cómo organizas el trabajo, pones límites, delegas, estructuras el calendario.

En cambio, el inner game es todo lo que te dices por dentro.

Esa voz que susurra:

“Si delego, pensarán que no soy lo suficientemente bueno.”

“Mejor lo hago yo, porque sale mejor.”

“Si me detengo un momento, perderé credibilidad.”

Y así, ante la primera urgencia, el inner game toma el control.
Y toda esa estructura externa que habías construido (límites, prioridades, nuevos rituales)… se derrumba.

Y terminas otra vez diciendo que sí a todo, sintiéndote sobrecargado, cansado, agotado.

Sentirse abrumado no depende solo de cuántas cosas tienes que hacer, sino de cómo las sostienes por dentro.

De lo que te cuentas, de cómo interpretas esa carga y el valor que te das mientras la llevas.

Si de verdad quieres romper el ciclo del agotamiento, no empieces por otro método de productividad.

Empieza con una pregunta distinta, más incómoda:

“¿Estoy tratando de cambiar lo que hago… o el porqué lo hago?”

Porque no basta con decir “Cancelo una reunión” o “Empiezo a delegar más”.

El cambio real ocurre cuando te preguntas:

¿Por qué me cuesta tanto delegar?
¿Por qué digo que sí, incluso cuando por dentro quisiera decir que no?

Tal vez temes perder el control.
Tal vez crees que decir que no te hará ver menos disponible, menos capaz, menos valioso.

No te lo digo como amiga ni como colega. Te lo digo como tu aliada estratégica: mientras esos pensamientos sigan ocultos, cualquier intento de aligerar la carga será frágil.

Cambiarás la agenda, probarás otra técnica de productividad… pero no cambiará esa voz que te dice que solo vales si haces cada vez más.

Y es justo ahí donde comienza el verdadero trabajo: no fuera. Dentro.

Y tal vez, hoy, puedas empezar desde ahí.

Hasta la próxima,
Silvia

P.D. Si te reconoces en este ciclo, quizás ha llegado el momento de dar un paso distinto.

En mis procesos de coaching ejecutivo 1:1 trabajamos precisamente esto: no añadir más herramientas, sino desactivar esa voz interior que te llena la agenda y te vacía la energía.

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